Hace unos días, tuve que poner en papel la idea para un proyecto nuevo.  Lo tuve en mi lista de pendientes durante semanas y lo estuve atrasando y posponiendo porque no me sentía listo para hacerlo.

Llegó el día donde ya era urgente entregarlo y en menos de diez minutos tenía una propuesta escrita y bien formulada. Sólida, como esperaba que estuviera.

El desayuno inglés es una obra maestra de la charcutería. O por lo menos, así se ve en las fotos. Tocino, salchicha, black pudding (morcilla de avena), huevos, tomates asados, champiñones asados, hash brown, pan y frijoles horneados. Todo eso en un solo plato, originalmente concebido como un desayuno para la clase trabajadora.

Llega el fin de año y mutuamente nos deseamos buena suerte. Seguimos rituales. Acá los que se llevaban a cabo en mi casa familiar: una docena de uvas, usar ropa interior amarilla, barrer dinero hacia adentro de la casa, quemar la ametralladora de cohetillos más grande que puedas pagar, entrega ritualísitca de hong baos,  paquetitos rojos con una cantidad módica de dinero para que los mantengas en tu billetera; "así tienes dinero todo el año", solía decir mi abuelo. Comerse una mandarina y guardar un trozo de la cáscara contigo todo el año, pues el dorado de esta representa riquezas.

Donde hubo fuego, cenizas quedan.

Pero también donde hubo fuego hubo buena comida. Aromas que nos recuerdan tanto a lo primitivo de nuestra alimentación. La gente se reunió. La gente cantó. La gente bebió.

Hubo baile. Hubo risas. Se formaron lazos. O se desataron cabos. Hubo tristeza. Sin importar qué, hubo sentimientos.

Celebrar la vida, reír. Recordar lo que te trajo, lo que te unió. El principio. La última

conversación, el último texto. Lo más memorable.

Hay un pasado. Hubo un presente. Hubo. La vida continúa. El espacio que se ocupó

quedará por siempre lleno. Así, lo efímero se convierte en eterno y lo minúsculo en

infinito...

En un día normal, ¿cuánto de lo que sucede está fuera de nuestro control? ¿Cuánto está bajo nuestro control? Si lo analizamos, realmente tenemos la capacidad de dirigir muy, pero muy poco de lo que ocurre.