La receta de choc de mi abuelo tenía 24 ingredientes, según su última versión. Le encantaba enumerarlos mientras te servía un okapi de esta sopa espesa de arroz. A esta sopa se le conoce a nivel mundial como “rice congee” y en mi familia solía ser uno de los platillos más reconfortantes.

Ir viendo, como día con día los almendros evolucionaban y sus retoños despertaban, pasando del café invernal a ese verde vivo fue lo que finalmente me hizo entender la poesía de la primavera.

Nuestra identidad está totalmente asociada a lo que comemos. Muchas veces hemos oído la frase “Soy más chapín que los frijoles y es que los sabores y recetas que vamos heredando, generación tras generación, nos visten mucho más que lo que hace una tela tejida a mano o los ojos rasgados.

“La nevera es un lugar donde pones lo que no te vas a comer antes de tirarlo". Eso me dijo Tony la primera vez que entré a su casa y le pregunté cómo era vivir sin refrigerador.

Allá por el 2008, con mi familia abrimos Dim Sum, restaurante que todavía existe bajo otras manos. Fue mi primera experiencia con comida que no fuera rápida y parte de la mística desde el principio fue "Comer hasta satisfacer el corazón" y es que sí, las mejores comidas llenan mucho más que el estómago.