sal.gt#68 - Sencillo
“Forget your lust for the rich man’s gold ,
all that you need is in your soul,
And you can do this, oh, baby, if you try
All that I want for you, my son, is to be satisfied
And be a simple kind of man
Oh, be something you love and understand”
... Tomas una taza de aceite vegetal. Le pones 4 dientes de ajo y colocas sobre la estufa a fuego medio-bajo. Mientras los ajos se cocinan, preparas el resto de ingredientes.
Con esa fragancia inicia cualquier comida en mi casa cuando se hace comida china. Con esa fragancia inicia cualquier comida en la casa de mi abuela. Un aroma simple, familiar y reconfortante.
... Mientras el aceite se calienta, pica una taza de cilantro (solo se pasa el cuchillo una vez, pues si no se pone amargo) y una taza de cebollín, del delgadito. Coloca en un recipiente que resista el calor.
Hay excelentes recetas que únicamente tiene 4 o 5 ingredientes. La salchicha 1904 ha sido uno de nuestros grandes éxitos por eso. La salsa que prepara mi abuela baila sobre ese tema. Simplicidad y comfort van de la mano, punto.
... Cuando los ajos están dorados, viertes el aceite caliente sobre el cebollín y cilantro. Dejas que los verdes se suavicen con el calor del aceite.
Una cocción rápida de las hierbas hace que los sabores se desarrollen pero la frescura se mantenga. Los ajos quedan como un premio al que los encuentre...
... Agregas una taza de soya oscura, la de sabor a hongos. Sirves la salsa sobre arroz recién cocido al vapor (en olla, claro).
Una vez al año, me gusta rendirle tributo al chino, la primera mitad de mis orígenes (la otra mitad, la guardo para el Oktoberfest) y este año lo enfoco directamente a la mejor cocinera que conozco, mi abuela. Esta salsa acompaña todas las comidas y si la pruebas, sabrás por qué.
La receta ha pasado varias generaciones. La hemos servido en nuestros restaurantes. La hemos compartido con otros chefs, quienes tratan de darle su toque con otros ingredientes y solo resultan ensuciando la sencillez.
Hoy, la comparto en una salchicha. Mi tributo, mi recuerdo a comerla sobre albóndigas de cerdo al vapor. Lo sencillo sabe rico cuando tiene historia, tiene cariño y tiene dedicación.
Peter Meng Sapper