sal.gt#67 - Absolutamente el mejor.

¿Cuántas veces recomendamos algo como “el mejor”?

Darle tintes universales a una opinión personal es un hábito muy común en redes sociales, medios de comunicación y conversaciones. Listas de mejores restaurantes, top 10 platos que probar, mejores chefs y otros no hacen más que captar nuestra atención, generar controversia y de alguna manera optimizar algoritmos que requieren de un grado universitario especializado para ser comprendido por nosotros los mortales.

Cuando hablamos de recomendaciones personales, se trata de opiniones subjetivas que, dentro de un ámbito limitado por la experiencia personal, busca ayudarnos a escoger. En lugar de buscar adjetivos como “el mejor”, “el único” o “perfecto” prefiero buscar adjetivos que realmente describan atributos y procesos.

¿Qué aportaste tú al proceso?

¿Qué hizo al ingrediente digno de tu tiempo? ¿Qué inspiró esa idea loca (o tradicional)? ¿Por qué te gustó tanto cuando lo probaste? Hay tanto que contar que utilizar los adjetivos anteriores puede parecer un escape fácil. Sin embargo, el lenguaje es rico y potente. He peleado con términos como "artesanal" durante años, al punto que una de nuestras ediciones se llamó "Odio lo artesanal", sin embargo, esta vez más que quejarme, haré el ejercicio de describir lo que hacemos en Sal Charcutería sin esos términos.

"Preparamos charcutería siguiendo métodos tradicionales, sin aditivos, rellenos o acelerantes, más que las sales de cura. Trabajamos únicamente con ingredientes locales, y de nariz a cola para darle el valor y respeto que un animal bien tratado merece. Hacemos nuestros productos a mano e incorporamos ingredientes nativos para poder preparar tanto charcutería tradicional como creativa. Creemos en lo efímero, en la paciencia y en mantener la magia del primer bocado."

Uf, con tantas cosas lindas que decir, palabras como "mejor" o "más rico" suenan pobres...

Peter Meng

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