sal.gt#48 - Salados

“Estamos salados”, me dijo un amigo mientras platicábamos sobre la situación de nuestro país.

Me quedé meditando sobre el tema y resulta que no estoy de acuerdo.

No estoy de acuerdo en que se use mi arte para describir una situación como la que vivimos, para explicar mala suerte o un embrujos. El salado es un arte lindo, complejo y que ha sido importantísimo para la humanidad desde siempre.

La sal es un ingrediente necesario para conservar alimentos y para que la bonanza de cosecha nos alcance en los momentos de vacas flacas. Minerales absolutamente necesarios para la vida y que no podemos obtener de otras maneras. Un vehículo para la fortificación de alimentos que ha evitado innumerables casos de enfermedades en los últimos 70 años. El secreto para que todo lo que probamos tenga mejor gusto.

La sal fue el motivo de muchas de las conquistas de la humanidad y de sus avances tecnológicos. De muchos intercambios culturales que crearon esa gran olla donde convivimos hoy. Aún una gran cantidad de palabras en nuestro lenguaje vienen de la importancia de la sal. La sal es un ingrediente lindo e indispensable y el día de hoy quiero tomar el término “estás salado” de vuelta.

Que sea una expresión que nos recuerde cómo enriquece nuestra comida. Que sea una expresión que haga alusión a nuestra historia y cómo hemos forjado nuestra civilización alrededor de ella. Que sea una expresión que designe los lindos trabajos que artesanos han hecho; curando carnes y pescados, haciendo quesos y encurtiendo alimentos a lo largo de la historia.

Que cuando nos digan “estamos salados” no pensemos en los políticos que nos tienen de rodillas ni en la selección de fútbol. Que pensemos en el trabajo que personas como Don Max, el gran artista de la sal negra hace para conservar su historia y sus raíces. Celebremos su arte así como lo hacemos con las cosas lindas que tenemos alrededor.

Recuerdo cuando decían que la sal nunca se debe pasar de mano en mano porque traerá mala suerte. Rompamos eso. Que la sal sea motivo de celebración. La sal negra viajó del corazón de una montaña hacia las manos de Don Max, quien con mucha paciencia la recuperó y la llevó, pasando por las manos de Diego Téllez a las mías y ahora a las tuyas bajo este Filetto Sal Negra.

Si esto es estar salado, ¡Salémonos!

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