sal.gt#49 - Francia
Siempre tan presente, siempre tan ajena. Me tocó ir al colegio francés. Me tocó aprender su idioma, su historia, su geografía. Mis primeras palabras escritas fueron en este idioma. Los primeros libros que me devoré también. Es más, me da pena aceptar que la primera vez que leí 100 años de soledad fue en ese idioma. Recibí algo de cultura popular a través de las BDs de Astérix, Spirou y Cédric. Algunas pocas películas y muy poca música, pues en los noventa estos eran básicamente imposibles de adquirir en nuestro país. Los libros que leí, en su mayor parte académicos, pues había poca variedad en la biblioteca y, una vez más, conseguirlos en Guatemala era imposible. Sufrí con su cultura de enseñanza, aunque hoy la agradezco. Exámenes, regaños, matemáticas y biología en francés. Al punto que mis primeros meses de universidad los dediqué a aprender a traducir lo que ya sabía. Salvo un pequeño viaje a los 13 años hacia ese país, mi contacto con su gastronomía correspondía a lo que veía y leía en libros.
Es increíble conocer tanto de una cultura y al mismo tiempo no poder experimentar sus sabores y sus texturas. Leer descripciones de comidas y de banquetes. Ver dibujos de Astérix y Obélix cazando y cocinando un Sanglier (Jabalí) sin poder vivirlo.
Comprendería la lección más importante de todo esto 15 años después. Aprender a experimentar a través de las palabras de alguien más. A viajar a través de los libros. A darme cuenta que a pesar de no poderlo visitarlo todo, tenemos chance de vivirlo de alguna manera y de reproducirlo.
En su 4o año, sal.gt ha sido exactamente eso. Una exploración de sabores y de técnicas que no necesariamente hemos tenido chance de experimentar, pero que la curiosidad nos ha llevado a conocer. Nadie es experto de todo, solo vamos remojando nuestro pincel en lo que logramos y sacando cuanta tinta podemos. Las visitas a ese país vinieron con los años y, aunque en definitiva, estar presente físicamente hace que el pincel salga saturado de tinta, los libros y la imaginación siguen siendo unos lindos vectores.
Peter Meng Sapper