sal.gt#70 - Ideas
La semilla viaja con el viento. Respira y absorbe lo que el ambiente le da. La radiación solar la transforma. Finalmente cae y la tierra la recibe, aunque no germine de inmediato. Pasará un tiempo, indeterminado muchas veces, en lo que el mundo le da lo que necesita. Temperatura, humedad, luz. La semilla es autosuficiente, pero aún así necesita las condiciones ideales para retoñar. Y después, después necesitará recibir mucho más del exterior.
Las ideas funcionan de la misma manera.
Nacen en un pequeño rincón del cerebro con el encuentro de dos o más gametos conceptuales. Se forma un embrión que viaja contigo y recibe lo que les das. Lo que vives, lo que escuchas, lo que ves. Poco a poco, se convierte en algo más fuerte, algo que no siempre retoña inmediatamente. Pueden pasar años en que pase de concepto a papel. Pueden pasar más en lo que pasa de papel a realidad. Tú conviertes ese embrión conceptual en semilla. En estado latente, sobrevive mientras tanto.
Cuando llega el momento, una gota de agua puede ser suficiente para desencadenar la germinación. La idea pasa a ser algo, con características codificadas en su ADN, que la pueden convertir en realidad.
Pero esto es solo el inicio de una etapa más. No todas las semillas se convierten en plantas robustas, así como no todas las ideas pasan a ser proyectos exitosos. Mucho está en cómo las cuidamos y las alimentamos después de la germinación. En qué ponemos de nuestra parte para que ese encuentro casual de dos gametos tenga éxito.
Mantengo sobre mi escritorio un fichero lleno de ideas. Algunas tienen más de 5 años de estar ahí y probablemente se quedarán otros más, si no es que para siempre. Otras, se convierten en productos en cuestión de semanas. Solo con que estén escritas es suficiente para que se mantengan en ese estado vegetativo hasta que el momento llegue. Si no lo hago, la casualidad que las creó se perderá.
El día que siento que no tengo muchas ideas, abro la caja y me doy cuenta que sí las tengo. Un regalo de mi pasado yo, que mi presente yo recibe y, a lo mejor, hará algo para mi futuro yo. Un estado de latencia permanente.
Todo lo que hacemos en la vida empieza así. ¡Mantengámonos con el corazón abierto para recibirlo y hacerlo realidad!
-Peter Meng Sapper