sal.gt#58 - Ruído Blanco
No es noticia que vivimos en un mundo sobre estimulado. Redes sociales, mensajes de texto, música, podcasts, el "binge watch" de Netflix los domingos, tráfico, bocinas, los 95 grupos de WhatsApp que no paran nunca, e- mails, llamadas, el Tik Tok (aunque he de admitir que ese no lo he tocado aún), twitter, noticias, etc. etc. (súmale un par de etc. aún y no estarías lejos).
Este exceso de estímulos tiene el potencial de volvernos locos. Estoy seguro que todos hemos pensado más de una vez en tirarlo todo, sin embargo un segundo después recapacitamos y decimos que lo necesitamos. La estimulación causa adicción.
Personalmente, mi forma de escapar de ese mundo es una de las que me trajo a la charcutería. Me pongo las botas, una filipina, un mandil y cuelgo de mi cintura un sujetador con 3 cuchillos de destace. Media canal de cerdo me espera mientras todos los electrónicos se quedan en una oficina.
Primero se quita la grasa abdominal. Luego el solmillo el cual descubre el hueso de la cadera. Cortas entre la pancetta y la pierna para llegar a la última vértebra. El cuchillo la navega y separas el jamón. Regresas a la parte delantera y cuentas costillas. 1, 2, 3, 4, 5 ,6, 7. Cortas entre la 6 y la 7, con fineza para que el tocino quede entero y la lonza también. Un solo corte. Tomas el cuarto delantero y con una maniobra rápida se separa.
El juego continuará durante una hora más en lo que se logra separar todas las piezas, listas para seguirlas usando.
En esas dos horas de trabajo, todo el exterior se convierte en ruido blanco. Pase lo que pase, difícilmente perderé la concentración. Hace algunos años, esos momentos eran trabajo, hoy en día son terapia. Todos debemos buscar esos instantes en donde todo el exterior desaparezca, hoy más que nunca. Si ya llegaste hasta acá, cuéntanos cuál es tu momento en que todo el exterior se convierte en ruido blanco.
Peter Meng