sal.gt#50 - Juego de Números

2 días. 9 horas por día. 18 chefs. 18 hot dogs distintos con 4 salchichas diferentes. Más de 20 barriles de 6 cervezas distintas. 420 hot dogs vendidos. Más de Q6,000 recaudados para Come Mejor Wa’Ik. Esto fueron los números de Salazón. Lo que apenas 2 semanas antes conceptualizamos como una gran fiesta resultó siendo mucho más que eso.

Para los que estuvieron bajo una piedra durante el mes de agosto, Salazón fue la celebración de nuestro 4 aniversario. Cada chef preparó 1 hot dog de su inspiración nuestras salchichas. La idea nació a principios de agosto, aunque llevaba un par de años en mi mente. En a penas 2 semanas, conceptualizamos, planeamos y lanzamos un evento que llego mucho más allá de lo que hubiera pensado y esperado. Después de haber aterrizado la idea, arrancaron las llamadas a todos los participantes. Sorprendentemente, a pesar de que nuestros días fuertes de trabajo son los fines de semana, pocos dijeron que no. Invité a amigos viejos y nuevos. Gente que me ha guiado en el mundo de la cocina y me ha abierto puertas. Gente a la que ahora, siento que yo les estoy abriendo puertas. Acepto que fueron designados a dedo, aunque con la premisa de tener a la mayor cantidad de mujeres posible ya que pienso que siempre están sub representadas. Planificamos, recopilamos recetas y trabajamos para tener todos los ingredientes el mero día. Algunos más aplicados me pidieron salchichas de prueba para afinar su receta. Otros, a la Miles Davis, se dejarían llevar por el momento.

Llegó el día, con más de 40% de los hot dogs pre vendidos. Me pasé 2 noches sin dormir pensando en todo lo que podría salir mal. Llego lo más temprano posible a 14 grados, recibimos pan y terminamos de afinar detalles. Sería un día como ningún otro que habíamos tenido hasta el momento. Cuando llegamos, el cuarto frío de cerveza se había descompuesto y la única opción sería colocar barriles en cubetas de hielo. Murphy nunca falla. El inicio fue lento, pero poco a poco la gente fue llegando. A partir de las 2 de la tarde, nuestro porcentaje de ocupación llegó a los 3 dígitos y nunca bajó. El día terminó sin incidentes. Siempre he dicho que el secreto del éxito es rodearse de un buen equipo y con el que tengo hoy, mi insomnio estaba injustificado. Todos trabajamos en un rush constante de 9 horas por día. Sin toser. Sin tropezarnos. Claro, hubo equivocaciones pero ninguna grave. ¡Que se venga el domingo! (Solo habría que conseguir pan porque nuestra proyección fue muy conservadora). Y el domingo se vino… igual o más fuerte. Pero el equipo aguantó. Recuerdo a Rodri, uno de los cocineros de 14 grados, gritando a medio servicio “Este es el mejor día de mi vida!”. Y lo fue para muchos de nosotros. Mis hermanos cocineros. Mi equipo. Mi familia. Ana. Todos fuimos uno solo en esos dos días. El juego de números convergió a uno. Cosechamos el fruto que sembramos, que cuidamos y que atesoramos.

Gracias.

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