sal.gt#44 - Nada es lo que parece
Nuestra identidad está totalmente asociada a lo que comemos. Muchas veces hemos oído la frase "Soy más chapín que la tortilla" y es que los sabores y recetas que vamos heredando, generación tras generación, nos visten mucho más que lo que hace una tela tejida a mano o los ojos rasgados que heredé (a lo lejos) de mis abuelos. Mucho se habla de los productos nostálgicos, de los supermercados étnicos y de la apropiación cultural y generalmente olvidamos que más que apropiación, la mayor parte del tiempo se trata de intercambio. ¿Cuántas veces hemos comido un rollo de sushi vestido con queso crema o con chile chipotle sin preguntarnos cómo llegaron esos ingredientes ahí? ¿Qué sería la cocina italiana sin el tomate? Una historia que siempre me ha fascinado es la de la Alheira de Mirandela. Un embutido portugués de res, pollo y pan y luego ahumado largo tiempo. Los judíos portugueses del siglo 15-16 la preparaban y la colgaban en sus casas, muy a la vista, para que cuando las autoridades quisieran llegar a expulsarlos por la orden del rey Manuel I la vieran. La idea era hacer creer a las autoridades que se trataba de un embutido de cerdo y, por lo tanto, en contra del judaísmo. Tu identidad está asociada a lo que comes. También lo que comes te puede dar una falsa identidad. Y esta salchicha podía salvarte la vida. Inspirados en esta historia, buscamos otros embutidos que no fueran lo que parecen para este mes: Medwurst, un ahumado sueco con papa y Nham, un curado tailandés con arroz cocido. Estos últimos dos, sí de cerdo. Consideramos que un perfecto compañero es uno de los mayores hits que hemos tenido en toda nuestra existencia, el caviar de mostaza. Así que agregamos un pote para que puedas armar una buena tabla.