sal.gt #5
Creo que en algún momento de nuestras vidas, todos pasamos por una fase en que peleamos con las fiestas de fin de año. Renegamos la comercialización, tratamos de evitar (generalmente sin éxito) los innumerables compromisos sociales, tememos los intercambios de regalo y nos dan ganas de escondernos en casa hasta haber pasado el Día de Reyes con tal de evitar reuniones familiares. Esto sin mencionar el tráfico que empieza a perseguirnos desde finales de noviembre. La prueba de esto está en que una buena parte de la música y las películas alusivas a la época contienen desde un toque hasta una camionada de nostalgia.
Eventualmente, firmamos un acuerdo de paz con el fin de año.
Y es ahí donde entra el poder sanador de la comida, por lo menos, para nosotros los obsesionados con el tema. Una buena comida despierta los sentidos, crea puntos de conversación y hasta hace que almas opuestas converjan. Siempre he pensado que las mejores comidas son las que se sirven al centro de la mesa. Nos obligan a ver hacia el frente, a tener contacto visual con los demás comensales e iniciamos conversación aunque sea para pedir la sal. La mesa como actor fundamental de la convivencia de la temporada fue el tema que nos inspiró para esta edición.
Tenemos haciendo su debut oficial, nuestro primer pâté, que, con un toque muy guatemalteco, envolvimos y cocinamos en tusa. Un salami con naranja, almendras y nuez de nogal que llegó a un punto de maduración exacto. Junto con las rillettes y la tabla variada de este mes, podemos armar una bonita mesa de charcutería para compartir, y qué mejor que acompañarla con nuestra jalea de Rosa de Jamaica y tocino. Esta es una edición 100% no apta para vegetarianos que esperamos disfrutes así como nosotros nos disfrutamos la inspiración y el proceso que nos llevó a ella.