Sal Charcutería # 96: El valor de lo material.

El té, los ordenadores y los espejos
Los lentes para ver de cerca y de lejos
La cucha del perro, la mantequilla
La yerba, el mate y la bombilla
Estás conmigo
Estamos cantando a la sombra de nuestra parra
Una canción que dice
Que uno solo conserva lo que no amarra
Y sin tenerte 
Te tengo a vos 
Y tengo a mi guitarra
— Jorge Drexler - Guitarra y Vos

Lo material está lleno de valor inmaterial.
La máxima es clara y repetida por todos lados: "No debemos ser materialistas". Sin embargo, parafraseando a Tyler Durden en Fight Club, nuestra vida entera gira en torno a trabajar para comprar cosas que no necesitamos. Y no lo podemos negar. Somos parte del sistema.

El día de ayer escuché a Marta, de l'Aperó, Miettes y La Clac, hablar justamente de cómo ciertas cosas materiales pueden tomar valor en nuestras vidas. La capacidad que un objeto material tiene de despertar recuerdos en nosotros es tan potente como la de nuestros sentidos: así como un olor, un sabor o una canción nos puede transportar a otro momento de nuestra vida, también un objeto puede hacerlo.

Después de todo, nos acompañó. Ese carro con el que recorriste el país y descubriste el tasajo. Esa camisa que la persona especial en tu vida tenía puesta el día en que la conociste. La taza que tus hijos decoraron para el Día de la Madre. Lo que ha estado en nuestras vidas tiene la capacidad de estimularnos al volverlo a ver y, a su vez, despertar recuerdos.

La memoria es imperfecta y muchas veces vamos a recordar solo lo bueno. Seguramente el bocho Volkswagen de tu adolescencia puede sonar muy lindo ahora, pero si regresaras, verías inmediatamente todos los defectos que tenía y no querrías que te acompañara en el tráfico todos los días. La nostalgia es una salsa increíble. Le daremos el tinte que queramos, según el humor en que estemos en ese momento.

El valor, entonces, va más allá de lo material. Regresa hacia nosotros mismos como energía, como recuerdos, como una idealización de otros tiempos. El objeto pasa a ser el guardián del momento y tú, el espectador.

Cuando terminan etapas en nuestra vida, nos deshacemos de objetos que puedan despertar sentimientos no deseados. Pero, ¿desaparecerá el sentimiento junto con él? ¿O será que le echamos la culpa al objeto para no tener que hacer el trabajo duro de reconciliar nuestras memorias y sentimientos con el bienestar personal?

Entonces, Tyler Durden (o más bien Chuck Palahniuk) termina teniendo razón: las cosas de las que eres dueño terminan siendo tu dueño.

Peter Meng Sapper
Julio 2025

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