Autenticidad y Comunidad
Hace unos días hice un trabajo de autoconocimiento guiado por el genial libro Dare to Lead de Brené Brown. El ejercicio consistía en escoger de un listado de más de 60 valores personales los más importantes para mi. Desde honestidad, familia, religión, poder, viajes y muchos más, escogí los primeros 15 que se me hacen importantes para luego depurarlos.
Adaptabilidad, autenticidad, comunidad, conexión, contribución, creatividad, curiosidad, libertad, conocimiento, aprender, apertura, satisfacción personal, viajar, entendimiento, dependencia.
Después de un análisis rápido, llegué a esos 15. Valores que me parecen importantes, cosas que deben estar en mi vida, en mis amistades y demás relaciones. Siguiente paso, depurarlos para que queden 5. Se elimina redundancias, se consolidan y se contrabalancean para entender un poco mejor.
Quedaron: Autenticidad, comunidad, creatividad, curiosidad, libertad.
Cinco cosas son las que empiezan a definir cómo y por qué me relaciono con el mundo exterior. Valores que me motivan y que me hacen crecer. Sigue la parte más difícil. Escoger dentro de esos cinco fundamentales los dos que son completamente inalienables de mí como persona.
Para mí,
Sin comunidad no hay creatividad.
La libertad es un derecho y un privilegio, más que un valor. Es una forma de vida.
La curiosidad es alimentada por el ser, por la comunidad y por la creatividad. Es, para mí, una parte auténtica de lo que soy.
Así que solo quedaron dos: autenticidad y comunidad.
De ahí nos vamos para adelante.
Ahora exploraré cada uno de ellos, empezando por la autenticidad.
Ser auténtico significa, para mí, ser fiel a ti mismo. A tus creencias, a tu educación, a tu esencia, a las promesas que te haces, a las experiencias que te hacen lo que eres y a tu ser. Valoro más la autenticidad que la originalidad, porque ser fieles a nosotros mismos es algo que requiere mucho valor, pero al final de cuentas da una satisfacción igual o más grande.
Todos los días tenemos pruebas y trampas que nos tentan para perder este valor. Lo más importante es verlas, reconocerlas, y dejarlas pasar. Claro, puede haber un proceso de auto cuestionamiento y evolución como persona, pero es importante estar claro de que lo haces y que ese ser auténtico se mantenga en su lugar.
Ser auténtico es conocerse asimismo. Y recuerdo muy bien, más de 25 años después, una frase que repetía todo el tiempo mi profesora de filosofía en el colegio: "connais toi, toi même", traducido, “conócete tú a ti mismo”. Muchas veces escuchamos la frase “conócete a ti mismo“ sin embargo agregarle el “tú“ le da un toque mucho más introspectivo y sólo ahí logramos encontrar la autenticidad.
Luego sigue la comunidad. El ser humano por naturaleza es un ser tribal. Buscamos a nuestros semejantes nos unimos a ellos y tratamos de ser más fuertes. La comunidad es la base de la tribu. Ningún ser humano es una isla y todo lo que hacemos en este mundo está de alguna manera interrelacionado con la gente que tenemos alrededor. Mi comunidad está conformada por toda la gente de esta industria, en Guatemala y otros países. Se ha convertido en familia, soporte y motivación. Lo que hago debe estar relacionado y beneficiar a esta comunidad. Salazón es el mejor ejemplo de ello, pero en general, busco como alimentar la comunidad: enseñando, conversando, compartiendo, apoyando, viajando, haciendo. Casi todas las buenas ideas que he tenido han venido de una conversación con alguien de mi comunidad (malas también, he de aclarar).
Explorarse a uno mismo para motivarse resulta siendo un gran ejercicio. Para alguien soltero y sin hijos como yo es muy importante encontrar una razón para hacer lo que hago, porque al final, con un solo restaurante me bastaría (y a lo mejor me quedaría con el de la playa, porque ¿por qué no?). Así que todo lo que hago tendrá que estar relacionado con alguno de esos dos valores. Si alimenta mi autenticidad o mi relación con mi comunidad, lo haré. ¿Si no? Lo pensaré...