Consejos y recomendaciones para disfrutar del salumi.
Siempre es recomendable llevar el producto a temperatura ambiente. Déjalo fuera de refrigeración unos 45 minutos antes de consumirlo, idealmente 2 a 3 horas. Al momento de sacarlo del refrigerador, sácalo también de la bolsa al vacío para que el producto respire.
Cuando el salami tenga aún la tripa (generalmente para diámetros pequeños), la puedes dejar y consumir, ya que es natural o puedes pelar del producto si esa es tu preferencia.
Durante el proceso de maduración, agregamos al salame un moho, natural y comestible. Este es de color blanco. En ocasiones, puede dar un ligero aroma a amoníaco, lo cual es normal. Por eso recomendamos dejarlo respirar.
Mientras más grande sea el diámetro del salami, aconsejamos que las rebanadas sean más delgadas, así la porción es aproximadamente del mismo tamaño siempre.
No aconsejamos congelar productos madurados o ahumados.
En general nuestros productos son libres de gluten, de lactosa y de preservantes.
Las sales de cura que utilizamos, únicamente contienen sal, nitritos y nitratos. Estos son necesarios y legalmente requeridos para que el producto sea inocuo. Estos compuestos se encuentran naturalmente en alimentos como el brócoli, coliflor, apio, remolacha y espinaca. La cantidad de nitritos en nuestros productos es similar a la que tendría una taza de apio.
Algunas marcas proclaman que su salame es libre de nitritos. Esto se debe a que usan jugo de apio concentrado, el cual contiene una cantidad muy fuerte de nitritos.